domingo, 6 de abril de 2014

Malvinas una de las zonas más militarizada del mundo


Malvinas una de las zonas más militarizada del mundo

Las Islas Malvinas se encuentran usurpadas por Gran Bretaña desde 1833 y el archipiélago es considerado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como una de los 17 enclaves coloniales que todavía existen en el mundo.

En Malvinas el Reino Unido mantiene un centro de comando y control que puede monitorear todo el tráfico aéreo y naval de Argentina, además tienen contacto directo con la cuarta flota de Estados Unidos.

El armamento nuclear que maneja Reino Unido viola todos los tratados internacionales que establecen que esta zona debería estar desnuclearizada y no hay nadie que los detenga.

El Reino Unido tiene desplegados en el archipiélago unos 1.500 efectivos militares, sobre una población civil de 3 mil, es una ocupación militar muy fuerte y además Gran Bretaña ha expresado en los últimos tiempos sus intenciones de avanzar hacia la Antártida, ya que los misiles que tienen en las bases militares alcanzan más allá de Brasil.

En los últimos meses el Reino Unido ha buques y submarinos con misiles aprobados por Gran Bretaña, en la cual transportan helicópteros con el fin de llevarlos a una base militar ubicada en Mount Pleasant (Monte Agradable) en la isla Soledad, este centro militar ya está dentro del mapa de las bases de la OTAN en el Atlántico Sur, por eso es un peligro enorme para América Latina.

Resolución 31/49 de la Asamblea General de las Naciones Unidas que insta a las dos partes a negociar sobre este conflicto, además de buscar una negociación para el tema de la descolonización, ya que Gran Bretaña mantiene su ocupación desde 1833 contra la voluntad del propio pueblo argentino del cual ha poblado el lugar con un grupo británico.

Hasta el momento el Reino Unido no ha enviado ninguna información al Gobierno de Argentina sobre el desplazamiento de submarinos que pueden llevar armamento nuclear a la base militar.

Violación del Tratado de Tlatelolco

El Tratado para la Prohibición de Armas Nucleares en América Latina y el Caribe -conocido como Tratado de Tlatelolco- es un acuerdo internacional que establece la desnuclearización del territorio de América Latina y el Caribe y que entró en vigencia el 25 de abril de 1969 del cual Reino Unido no lo ha cumplido.

La base de la OTAN en Malvinas

La base militar británica sobre Malvinas, conocida como de Mount Pleasant, está ubicada a 60 kilómetros de Puerto Argentino, y a 700 km de la costa patagónica, ocupando la región más llana de la isla Soledad, cercana al mar y apta para el desplazamiento de aviones y helicópteros.

Dado lo considerable de su extensión, cuenta con una red de avenidas que comunica las distintas instalaciones: cuarteles, hangares, campos de operaciones, la base aérea y dos barrios, uno para los militares británicos y otro para los civiles, un complejo con cines y bares, y el aeropuerto de las islas que también está dentro de la base. En el complejo hay una estación naval de aguas profundas –llamada Mare Harbour– que es frecuentada por la flota de la Royal Navy, usada para patrullar el Atlántico Sur, con un equipamiento similar al que los efectivos británicos tienen en Irak y Afganistán, y silos y rampas para el lanzamiento de armas nucleares.

En ella operan de modo permanente por lo menos 1.500 militares y 500 civiles británicos. Los contingentes se renuevan periódicamente y algunos de los soldados allí instalados han combatido en Medio Oriente y permanecen aquí seis semanas sometidos a un duro entrenamiento.

Un dato que marca el nivel de militarización alcanzado en las Islas se desprende del resultado de los censos más recientes,los cuales indican que la población civil total (sin incluir los 500 civiles que permanecen en la base) alcanza a 2.800 personas, lo que demuestra que por cada civil habitante de la isla hay un efectivo militar.

Al igual que en la mayoría de las instalaciones militares extranjeras construidas en América Latina en el último período, la base posee dos amplias pistas, una de 2.590 y otra de 1.525 metros, aptas para el aterrizaje y despegue de aviones de gran porte, que habitualmente se emplean para el transporte de tropas y equipos militares utilizados en maniobras conjuntas o para la conexión con la red de bases militares de Estados Unidos y la OTAN que se extienden por casi todo el mundo. El funcionamiento y mantenimiento de la base demanda al Reino Unido alrededor de 150 millones de dólares anuales. Un costo no demasiado alto si se tiene en cuenta el declarado objetivo de “proveer seguridad en los territorios de ultramar en el Atlántico Sur” y un negocio redondo para la Corona, teniendo en cuenta las enormes ganancias que obtiene de la ilegal adjudicación de licencias de pesca y explotación de otros recursos naturales de la zona.

La existencia de la base militar, que data del año 1985, no puede explicarse sólo como consecuencia de la guerra de 1982. En un contexto más amplio, la misma obedece a un plan estratégico de dominación de EEUU sobre América Latina que fue recrudecido en los años 80.

Expresión de dicho plan es el Free Ocean Plan (Plan para el Océano Libre) , un documento aprobado en 1980 por el Consejo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos donde se explica la importancia estratégica del Atlántico Sur y la necesidad de una acción combinada de las flotas de EEUU y sus aliados de la OTAN para el control de los espacios marítimos, señalando a Inglaterra como el principal de sus aliados, justamente por su ocupación de los archipiélagos de Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur. Es por ello que el ex presidente Ronald Reagan (1981-1989) no dudó en apoyar a Inglaterra en la guerra de Malvinas contra la Argentina, a pesar de que, en virtud del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), debía haberla defendido frente a una agresión extra continental.

Un dato revelador de la importancia económica y geopolítica de las Islas, es que el 7% del presupuesto de la OTAN está destinado a las Malvinas.

En febrero de 2009, Mount Pleasant aparece dentro de un informe de la Unión Europea sobre bases militares en sus territorios de ultramar. Dicho informe se emitió, a pedido del parlamento europeo, y se tituló “El estatus y la locación de las instalaciones militares de los Estados Miembros de la Unión Europea y su potencial rol para la política de seguridad y defensa europeas”. Allí, la base de Malvinas se presenta como elemento importante de la estrategia europea, tanto como centro de operaciones para proteger la soberanía del territorio de ultramar en que se ubica, como para proyectar poder sobre la región.

Frente a ese documento hubo un reclamo público de la cancillería Argentina y, además, en la Cámara de Diputados de la Nación donde se presentó un Proyecto de Declaración (1689-D-2009) en el que se expresa preocupación por el Informe, señalando que la concepción que se refleja de Malvinas en el mismo “violentaría doblemente el principio de soberanía e integridad territorial reconocido por las Naciones Unidas (Resolución 1514): por un lado, se perpetúa la ocupación colonial británica, por otro se agregaría una instancia de control / influencia / proyección, por parte de un bloque político supranacional (Unión Europea) integrado a su vez por el Reino Unido”.


La Fortaleza Malvinas presupone aún mayores peligros con la reactivación, en el año 2008, de la IV Flota de guerra de Estados Unidos; hecho que es absolutamente contrario a la Resolución de las Naciones Unidas que exige convertir el Atlántico Sur en océano de paz y cooperación.

No es ninguna novedad señalar que cuando se encienden las luces rojas en los principales centros económicos del capitalismo, se encienden las luces verdes de la militarización imperial.

Impulsar los procesos de integración regional y de emancipación que están llevando adelante los pueblos latinoamericanos resulta indispensable para enfrentar y derrotar la militarización imperial.


Sin embargo la acumulación de armamentos y tropas ha convertido a los mares del sur en un enclave militar colonialista, con el objetivo de expandir su pretensiones sobre las Islas Geogias y Sandwichs del Sur bajo el absurdo pretexto de crear “santuario ecológico”.

Una nueva provocación británica en el Atlántico Sur

El gobierno británico ha confirmado que planea crear una zona de exclusión alrededor de las islas Georgias del Sur y Sandwich del Sur, con el pretexto de proteger a varias especies marinas. Dicha zona, denominada eufemísticamente “el santuario ecológico más grande del mundo”, tendrá una extensión de un millón de kilómetros cuadrados y será custodiada por patrullas de la marina de guerra del Reino Unido. El argumento de la “protección ecológica” no resulta creíble ya que la potencia colonialista permitirá la pesca reglamentada, lo cual servirá para financiar el patrullaje militar de esas aguas.
Se trata, sin duda, de una escalada de la política imperialista y colonialista de Gran Bretaña y de sus aliados de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) que, como se sabe ha establecido una importante base militar en las Islas Malvinas (Mount Pleasent/Monte Agradable), desde la cual operan aviones de caza supersónicos y submarinos atómicos.

Considerando la inexistencia de un poder militar antagónico equivalente en el Atlántico Sur, la presencia armada de un país miembro de la OTAN, en esa zona sólo puede tener carácter agresivo. Es una clara amenaza del uso de la fuerza para preservar el status colonial de los archipiélagos del Sur, por parte de un país que, no cabe olvidarlo, es una potencia nuclear y cuenta con el aval y la complicidad de EE.UU.

Al anuncio de esa zona de exclusión, se le suma la decisión de enviar al príncipe William, segundo en la sucesión al trono británico, a realizar parte de su entrenamiento militar durante seis semanas en la Fortaleza Malvinas, presencia indeseable que se producirá entre febrero y marzo de 2012, poco antes de cumplirse el 30º aniversario de la Guerra de Malvinas. Toda una provocación y un verdadero desafío al reciente pronunciamiento de los 33 países de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que el 3 de diciembre último manifestaron unánimemente su respaldo a la soberanía argentina sobre las islas del Atlántico Sur.

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